Corren tiempos difíciles, eso lo sabemos todos. Mil sitios han cerrado y otros tantos están a punto. A pesar de los múltiples encierros, fases arbitrarias y normas intermitentes que van y vienen, la gente no descuida su espíritu emprendedor. Esta semana me he sentado con varios dueños de restaurantes que acaban de abrir, y quiero destacar un par con historias un tanto inusuales, llenas de alma y corazón.

Así que… ¿es una locura abrir durante la Pandemia? A ver qué piensan ellos…

Redoble de sabores Latinos

El primero del que voy a hablar es uno que me tocó el alma: La Casa del Ceviche, en Majadahonda. También llamado Tradiciones Peruanas II, es un sitio tan nuevo que ni aparece en Google Maps ni tiene página web a la que enlazar.

El dueño, Jorge, me pareció una persona muy humilde y trabajadora; a pesar de llegar bastante tarde a nuestro encuentro, por la cara se veía que pasó por algo importante. La sesión que tuvimos sentados en su restaurante me confirmó que no solo le interesaba que el lugar estuviera bien para pasarle las llaves a su hijo, llegado el momento, sino por dar todo lo posible a su comunidad.

El primer Tradiciones Peruanas, que se encuentra en la calle Granadilla, también en Majadahonda, ha tenido bastante éxito. Con la fuerte y amplia comunidad Peruana siempre apoyándolos, Jorge y los suyos decidieron devolverles la amabilidad. Cuando empezó la pandemia, muchos de sus compadres y vecinos se quedaron sin trabajo, por lo que tras organizar acuerdos con los proveedores, los dueños se vieron regalando comida para todos. Docenas de personas haciendo cola, día tras día, para saborear la comida de sus tierras.

Ahora se encuentran en un mercado difícil, pero con las redes sociales, el éxito del sitio anterior y la buena reputación que tienen por la zona, sumándole que hacen recogida local o entregas a domicilio, parece que tienen un futuro brillante por delante.

¿Pero la comida qué tal? Claaaaaaro, este es un blog de comida, no solo de historias. Obviamente en un sitio llamado así, no podía hacer otra cosa que pedir un Ceviche Clásico (15 €). Pescado fresco, toques de lima, camote perfecto… Una experiencia muy diferente a lo que me esperaba y a lo que estoy acostumbrado, por lo que acabé gratamente sorprendido. ¡Tendré que volver y probar los otros tipos de ceviches!

Sabores Mediterráneos resurgidos de las cenizas

Otro restaurante digno de mención fue La Bahía. La historia es bastante curiosa y romántica. Al empezar la pandemia, el antiguo D’Altea en Majadahonda, presumiendo de «excelencia en el servicio y la calidad y frescura de los productos», pero olvidándose del trato de sus propios empleados, se vio con las puertas cerradas tras echar toda su plantilla a la calle. Con ganas de caña y aún con energías, se juntaron todos para comprar el local, proporcionando un ligero rebranding y reabriendo sus puertas bajo otro nombre.

De carácter un tanto aséptico, el personal consigue mantener las distancias en un local donde vas a disfrutar de comida sencilla, pero que sabemos todos que está buena. La carta no ofrece elementos demasiado vanguardistas, todo un tanto anclado en lo tradicional. Dicho esto, no me molestaría pasarme a probar su Arroz bahía (con secreto ibérico, boletus y espinacas), pero su precio de casi 40 € para que coman dos (18.5 €) hará que no coja ni el coche ni la moto para ir expresamente detrás del Hospital Puerta de Hierro, con prisas.

¿Entonces?

Para terminar: ¿es una locura abrir en estos tiempos?

Yo pensaba que sí. Los ayuntamientos no ayudan, los Préstamos ICO parecen solo humo, nadie se atreve a salir y no se pueden meter tantas mesas como uno quisiera…

Parecía una lucha perdida antes de empezar. Pero personas como Jorge, LuisMi, y otros tantos, han demostrado que con suficiente afán, saber hacer, muchas redes sociales y perseverancia, lo difícil no quiere decir imposible.

Face Mask Covid-19 Epidemic - Foto gratis en Pixabay

Desde mi mini-despacho, les mando a todos un saludo, deseándoles mucha suerte, porque me da que esto de la pandemia va para largo, pero sé que ellos acabarán cumpliendo con sus comensales.

¡Hasta la próxima!